sábado, 30 de mayo de 2009

Tendencias que debaten en la investigación de las Ciencias Sociales


En el marco investigativo de las ciencias sociales, se han planteado distintas tendencias que se debaten entre proposiciones no conciliadoras con respecto a la concepción del mundo y la problemática metodológica. Los paradigmas contienen un enunciado teórico-ideológico que se expresa en una proposición metodológica para referirse a la realidad social representada por los paradigmas: funcionalista, estructuralista y materialista, positivista y pospositivista, referidos a tres niveles básicos: el objeto, la estructura conceptual y la interpretación del cambio social.

Paradigma Funcionalista

El Funcionalismo, de origen inglés, es una corriente sociológica del siglo XX y se origina en estudios del campo antropológico. Tuvo gran influencia en los Estados Unidos. Sus principales exponentes fueron, en Europa, Bronislaw Malinowski (Polonia. 1874-1942), Radcliffe-Brown (Inglaterra. 1881-1955), Evans Pritchard (Inglaterra. 1902-1973); en Estados Unidos, Talcot Parson (1902-1979) y Robert Merton (1910-2003)

En esta corriente, se sostiene que la cultura conforma un todo inseparable y tiene su origen en los hechos sociales; es decir, es un hecho social, lo que significa que la sociedad actúa como un organismo vivo, con una serie de funciones que se complementan entre sí, pero que forman un cuerpo, un todo armónico. Por lo tanto, es una ideología de carácter holístico. De esta manera, la sociedad es concebida como un organismo biológico, donde cada una de sus partes cumple una función y se le percibe como un sistema, donde cada una de sus partes cumple un papel o rol bien determinado.

Este modelo funcionalista en opinión de Parsons (1996), considera que toda acción social es analizable por cuatro sistemas: el biológico, personalidad, social y normativo, involucrados en el ámbito de la cultura y los valores de una sociedad. Es decir, el sistema biológico es el encargado de impulsar la acción en la medida que se equilibra y crea una necesidad de actuar para reestablecer el equilibrio; la personalidad, es el que orienta la consecución de la acción, dependiendo del ámbito en el cual resulten las experiencias pasadas: aprendizajes, tipo de educación y pautas de conductas aprehendibles, por el individuo y la sociedad donde vive. El social, establece los límites de cumplimiento de la acción elegida y el normativo, premiará y sancionará la acción social.

De acuerdo a la opinión, generada por autor, se infiere que la dinámica de la sociedad depende de lo que impere en las normas culturales, de ser coherentes con las necesidades funcionales de la sociedad y los grupos sociales organizados. En este sentido lo que el científico debe investigar es el grado de desviación de la conducta individual o grupal con respecto a la pauta ideal. De allí que la estructura conceptual del funcionalismo, esta basada en la relación entre estructura y función, es decir el grado de integración que muestran las partes en su relación dinámica con el todo. De allí que el funcionalismo sostiene que su concepción teórica debe ser investigada como un sistema que reproduzca la realidad, integrando cada uno de los sistemas.

Paradigma Estructuralista

El estructuralismo, es una corriente de pleno auge del siglo XX. Se desarrolla a partir de los años sesenta y vino a ser una respuesta al Marxismo y al Funcionalismo. Tiene su origen en los análisis lingüistas del belga Ferdinand de Saussure (1857-1913), el cual explicó el funcionamiento lingüístico, a través de la manera cómo se organizan los elementos de una lengua; es decir, desde la estructura gramatical, de eso que nosotros llamamos gramática.

Los estudios de Saussure inspiraron al antropólogo belga Lévi-Strauss (nacido en Bruselas en 1908). El estudio de la estructura de la lengua, sirvió a Lévi-Strauss, para explicar a la sociedad humana, desde las estructuras sociales y no desde las acciones individuales; es decir, para este autor, la acción colectiva obedece a patrones sociales, a unidades que constituyen el todo, pero que deben ser desglosadas para su estudio. Estas unidades forman una red que es el tejido social. Todo hecho humano entraña una estructura y para comprenderla hay que entender el hecho y su cadena.


Bien, como podemos percibir, cada una de estas corrientes han aportado un aspecto fundamental para el conocimiento de la sociedad humana, no sólo desde el punto de vista de su evolución, sino también para la comprensión de su funcionamiento y conformación. He aquí la importancia de este breve recorrido por estas corrientes del análisis sociológico.

Con respecto al objeto del conocimiento, el modelo estructuralista, según señala Levi-Straus(1967), existe una condición esencial de lo real que aparece oculto, por lo que la idea central del investigador debe orientarse a detectar en la realidad las relaciones invisibles . Entre estas se tienen: los sistemas de parentescos, el de la estructura de los mitos y las leyendas que existen en todo tipo de comunidad que describen a través de la investigación, de la vida cotidiana.

En este sentido, la estructura conceptual del paradigma estructuralista, tiene como propósito la identificación teórica de las reilaciones invisibles, que dan razón de la naturaleza esencial de todo fenómeno social. La posibilidad del aporte del conocimiento científico esta dado por la reconstrucción de la red del sistema estructural de la sociedad.

La interpretación del cambio social esta sujeta a la evolución social del pasado, es decir la fetichización del tiempo pasado, fundamentada en la representación del lenguaje y sistemas de relaciones paténtales y estructuras de los mitos y leyendas.

Paradigma del Materialismo Histórico

El materialismo histórico como un modelo de análisis sintetiza en sí una confrontación crítica con los modelos funcionalista y estructuralista (unidos en su génesis por una base filosófica común) y establece una proposición metodológica propia, diferente, porque sin negar la unidad parcial de otras formas del conocimiento, las articula de manera que éstas sirvan de objetivo crítico totalizador y transformador (Calello y Neuhaus, 1985:107), expresan que la acción social de un individuo no depende de los cuatro sistemas del funcionalismo, ni de la posición que tenga en la estructura del parentesco como lo afirma el estructuralismo, sino de la visión totalista de la conciencia práctica de las relaciones sociales.

El objeto del conocimiento es la toma de conciencia de la totalidad implicada en el desarrollo de una práctica, por limitada y accidental que esta sea. Los distintos tipos de prácticas económicas, sociales, políticas, afectivas y culturales, no se producen en direcciones erráticas sino que se articulan armónicas y contradictoriamente alrededor de la práctica productiva. La dialéctica es el movimiento de lo real.

La estructura conceptual del materialismo histórico, trata de dar a entender que lo real no consiste en dato empírico, sino en lo real. Los conceptos son una unidad con lo empírico y constituyen el problema del conocimiento científico social asumir esta unidad como materia prima como objeto del conocimiento (Marx 1967:20).

La interpretación del cambio social está fuertemente condicionada al conjunto de prácticas que constituyen el eje de la actividad productiva de la sociedad.

Las investigaciones en el ámbito de las ciencias sociales serán científicas en tanto sean capaces de evaluar un presente dentro de un contexto referencial significativo, en el cual se expresa históricamente necesario para comprender ese presente y para predecir el futuro. Así que estos rasgos y elementos jerarquizados en la estructura de ese presente, dependerá del tipo de modelo teórico el cual el investigador se adscribe (Labriola, 1970). La elección que se realice de un enfoque epistemológico y metodológico de una investigación social determinará el tipo de problema que se indagará, la naturaleza de la teoría que se construirá, los procedimientos y técnicas que se utilizarán y el valor de las contribuciones que aportará.

Tendencia Epistemológica Positivista

El positivismo es una de las primeras de estas teorías, y la que da origen a la Sociología como ciencia. Éste nace en un momento histórico en que las disciplinas científicas comienzan a entronizarse como ciencias de la verdad. Todos los procesos naturales eran sometidos a la observación y la experimentación. El cientificismo se extiende hasta la reflexión en torno a las actuaciones humanas. Desde el punto de vista político y económico, el ambiente europeo está marcado por los principios del Liberalismo.

Surge a finales del siglo XIX e inicios del XX, pero sus antecedentes se remontan al escepticismo del escocés David Hume (1711-1776), el racionalismo del alemán Inmanuel Kant (1724-1804) y al pragmatismo del francés Claude Saint-Simon (1760-1825). Esta corriente fue liderada por Auguste Comte (1798-1857) y John Stuart Mill (1806-1873)

Augusto Comte pensó, que la sociedad era un fenómeno científico, que se podía estudiar como un todo y de su estudio surgirán principios generales a toda sociedad. Estos principios serán lo suficientemente válidos como para conformar en los seres humanos una acción social, que conduzca a la fraternidad y solidaridad entre ellos, pues formarán acciones y creencias comunes. A esta ciencia capaz de crear esa reforma llamó Sociología.

El Positivismo aportó a la búsqueda humana la comprensión de que el ser es capaz de encontrar respuestas lógicas al mundo físico que le rodea, así como a todo lo que atañe a sus acciones y se convirtió en un enemigo ideológico de los principios religiosos, fundamentalmente del Cristianismo, considerados ideas erradas, porque apartaban al ser humano de la realidad. El conocimiento verdadero es sólo el que se origina de la experiencia.

De esta manera, busca en la ciencia la única vía capaz de aportar el conocimiento y, a través de ella, se domina y comprende a la naturaleza y a la sociedad misma, ambas instancias partes del mundo real. Sólo lo visible puede verificarse, cuantificarse y transformarse. Por lo tanto, el conocimiento sólo se origina de la experiencia y a través de él es posible construir una sociedad, que provea a sus integrantes bienestar y progreso. Como los hechos son la realidad científica, esta doctrina hizo de la disciplina histórica uno de sus pilares fundamentales.

Bajo este proceso histórico, la tendencia positivista sigue un enfoque que se orienta al método empírico-experimental. Sostiene que fuera del ser humano no existe una realidad social externa y objetiva ya concebida. Su objetivo implica: manifestar esta realidad social externa y objetiva ya concebida. Su objetivo implica: manifestar esta realidad sin modificarla. Considera a su vez que todo enunciado tiene sentido si es verificable, tanto para las ciencias fisconaturales como para las ciencias sociales. El determinismo y la experiencia constituyen las fuentes del saber científico, la verificación y la lógica formal son garantías de los procedimientos científicos para lograr la objetividad. Entre los defensores de esta posición se pueden citar a Loke, Hume, Mill, Comte y Russell.

Ese determinismo generó una fuerte controversia entre los investigadores del campo de las ciencias naturales y los de las ciencias sociales. Algunos de estos últimos sostienen que el ideal positivista no es sostenible ni siquiera en la física, debido a que la objetividad plena no se puede lograr porque el hombre es sujeto y objeto de la investigación y nunca puede desprenderse totalmente de sus valores, ni tampoco de la subjetividad. En el orden fenomenológico, un objeto del conocimiento que a su vez sea sujeto consciente no puede someterse a los esquemas rígidos de un paradigma científico determinista, mecánico matemático (Stanley, 1979 p.148).

Tendencia Epistemológica Pospositivista

Esta tendencia surge como una reacción contra el determinismo de la causalidad y la verificación.

Esta sostiene, que no se puede verificar la consistencia lógica de un sistema sin hacer uso de un axioma fuera del mismo. La causalidad y verificación no puede constituirse en únicos instrumentos explicativos de todos los conocimientos. De allí que el esquema positivista que considere la percepción como reflejo de las cosas reales del conocimiento, sea puesto en contradicción con la posición pospositivista al sostenerse que, el conocimiento es el resultado de una interacción y de una dialéctica entre el conocedor y el objeto conocido en el cual participan diversos interlocutores, factores biológicos, psicológicos, culturales y sociales. Todos participan de alguna manera en la categorización que se haga del objeto (kellogg, 1963: 281).

Por lo expuesto, cabe reseñar que no se puede enfatizar en la objetividad de manera arbitraria y menos en las ciencias sociales, debido a la gran influencia de las disposiciones y actitudes personales, posiciones teóricas accidentales y contradictorias aceptadas, así como las características y componentes estructurales de la realidad social (Krathwohl, 1965. 145). Esto le plantea al conocimiento científico establecer la propiedad de las ciencias humanas que se deriva de su propia naturaleza, considerando las unidades de análisis, estas para el investigador de las ciencias sociales, imponen también la aplicación de metodologías distintas, que han dado lugar a otros modelos científicos. Existe al respecto, enfrentamientos sobre la ase de la denominación de metodologías o paradigmas que han estado guiados por los parámetros de la investigación cuantitativa y cualitativa.

La investigación cuantitativa, aplica técnicas matemáticas y estadísticas, parámetricas y no paramétricas para comprender la realidad social, se basa en observaciones registradas y representadas en símbolos. Es una de las modalidades de la medición, es la que determina, califica y define los aspectos cuantitativos. Su centro es la propiedad aditiva, este modelo analítico-aditivo consiste en observaciones cuantitativas, atribuyendo un número a determinadas características o rasgos de fenómenos observados: edad, número de habitantes, extensión territorial, cantidad de viviendas.

Por consiguiente las confrontaciones que se han producido en relación con el problema de la cuantificación social, quizás es por las múltiples interpretaciones que se tienen del término medir, como equivalente a cuantificación numérica. Una concepción más moderna permitirá mediar entre las confrontaciones. Los números no son los únicos símbolos utilizables o aplicables a objetos de acuerdo con normas preestablecidas ( Kellogg 1963 :285). Partiendo de esta concepción Ander-Egg (1989) destacó que lo cualitativo puede expresarse simbólicamente y que por tanto los fenómenos sociales a que no admiten la expresión numérica pueden ser medibles en forma simbólica.

La corriente pospositivista enfatiza sobre la actividad de la mente humana como participante activo y formativo de lo que ella conoce (Sheiler 1989:77). Se efectúa en rescate del sujeto y su importancia. Lo que se percibe y su significado, depende de la formación previa que tenga el hombre, de las teorías, actitudes, creencias, miedos, intereses y necesidades entre ostros aspectos (Stanley, 1965:203). El conocimiento es el fruto o el resultado de una interacción entre el conocedor y el objeto. Esto tiene gran trascendencia para la filosofía de la ciencia y su correspondiente método de investigación

ACTIVIDAD PRÁCTICA

1.- Elabore un cuadro sinóptico donde exprese las confrontaciones teóricas-metodológicas propiciadas por los paradigmas funcionalistas, estructuralistas, materialista y postpositivista, referidos a tres niveles básicos: el objeto del conocimiento, a la estructura conceptual y la interpretación del cambio social.

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